PORTADA:
Esta
monografía tiene como objetivos dar a informar sobre los orígenes del Machismo,
dar a conocer el tema desde el punto de vista Sociológico, y también poner un
tema como ejemplo para no ser víctima de este tipo de práctica.
Brigitte,
Alexandra, Flor, Erika, Paola, Lucia y Diego somos los encargados a dar a
conocer y explicar estos objetivos, el asesor es el docente José Luis Ramos,
que está a cargo del curso de Sociología (Universidad Nacional De San Agustín,
Arequipa, 22 de Julio del 2015).
AGRADECIMIENTOS:
La presente monografía, está elaborada con
la iniciativa del Dr. José Luis Ramos Salinas. A quien hacemos llegar nuestros más
cordiales agradecimientos por la labor cumplida en el semestre del curso de Sociología,
cubriendo las expectativas deseadas por la elite académica Agustina.
INTRODUCCIÓN:
El machismo ha sido y es parte de la
historia de nuestra sociedad.Desde la prehistoria, las mujeres han asumido un papel cultural
particular. En sociedades de caza y recolección, las mujeres casi siempre eran
las que recogían los productos vegetales, mientras que los hombres
suministraban la carne mediante la caza. A causa de su conocimiento profundo de
la flora, la mayor parte de los antropólogos creen que fueron las mujeres
quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el Neolítico y se convirtieron
en las primeras agricultoras.
En la Edad Media, los autores masculinos
hablaron de las condiciones y conductas que les exigen a las niñas, a las
jóvenes y a las mayores. La conducta femenina fue pautada para cada momento y
situación de la vida. Casi siempre la edad corresponde a un estado civil y a
una función de acuerdo a ella. Tal es así que representó la imagen de la prometida,
la casada, la viuda, es decir, siempre ligada a un hombre que se responsabilice
por su conducta.
En la historia reciente, los roles de las mujeres
han cambiado enormemente. Las funciones sociales tradicionales de las mujeres
de la clase media consistían en las tareas domésticas, acentuando el cuidado de
niños, y no solían acceder a un puesto de trabajo remunerado. Para las mujeres
más pobres, sobre todo entre las clases obreras, esta situación era a veces un
objetivo, ya que la necesidad económica las ha obligado durante mucho tiempo a
buscar un empleo fuera de casa, aunque las ocupaciones en que se empleaban
tradicionalmente las mujeres de clase obrera eran inferiores en prestigio y
salario que aquellas que llevaban a cabo los hombres. Eventualmente, el liberar
a las mujeres de la necesidad de un trabajo remunerado se convirtió en una
señal de riqueza y prestigio familiar, mientras que la presencia de mujeres
trabajadoras en una casa denotaba a una familia de clase inferior.
La sociedad nos ha hecho creer en la “disminución
del machismo”, sin embargo no es así, la realidad nos muestra lo contrario, y
ha llegado a tal punto de internalizar el machismo en varones como en mujeres. Es asi que en los
siguientes puntos desarrollaremos la implicacia del machismo en la sociedad, a
través de la historia, como una institución.
Harris propone que el origen de la guerra en las sociedades primitvas no
se encuentra en una supuesta naturaleza agresiva del hombre sino en las
presiones poblacionales y ecológicas. Del mismo modo, también propone que el origen del machismo, o supremacía
masculina, no tiene su origen en la naturaleza del hombre (su fuerza física)
sino en la necesidad de mantener la institucionalidad bélica (el culto a la
fuerza y a la violencia) para favorecer el infanticidio femenino y con ello
frenar las tasas de natalidad o reducir la población efectivamente. El punto
central de la teoría de Harris es la libertad sexual de la mujer en relación al
control de la natalidad. Detener la natalidad siempre ha sido vital para las
poblaciones, inconscientemente, desde épocas remotas. El agotamiento de los
recursos naturales y sobretodo proteínicos, la hambruna, era el resultado no
solo de una sequía prolongada sino también de una natalidad desenfrenada.
Detener la natalidad se hacía inconscientemente mediante el infanticidio
femenino (su justificación era que la mujer no sirve para la guerra), pero
también a través del machismo, que oculta a la mujer de otros hombres, la
castiga con la muerte en caso de adulterio (lo que no pasaba cuando el hombre
era el adúltero), o la reúne en un harem junto a otras mujeres, escondidas de
las miradas de otros hombres, todo con el fin de disminuir la disponibilidad
sexual de las mujeres.
La supremacía masculina, o machismo, se observa abrumadoramente en las
estadísticas etnográficas recopiladas mundialmente por los antropólogos, a
pesar de las feministas y los románticos del matriarcado: ¾ partes de los
aldeanos y de las tribus tenían linajes patrilineales, y sólo 1/10 seguían un
linaje matrilineal. La poligamia es 100 veces más común que la poliandria. La
transferencia de bienes a la familia de la novia, “el precio de la novia”, está
universalmente difundida, mientras que el “precio del novio” prácticamente no
existe salvo en lo denominado como dote, en el cual más que un novio, se
“compra” prestigio, o se transfieren bienes para costear una novia onerosa; en
el primer caso es muy común que la novia quede obligada a servir, lo que no
ocurre nunca en el segundo caso. Es constante en los casos de matrilocalidad
que la mujer se desembarace con facilidad del esposo, pero en la patrilocalidad
la mujer queda obligada para con el esposo.
En las aldeas patrilineales los caciques y líderes religiosos son casi
siempre y en su mayoría, hombres. En muchos lugares se amenaza a mujeres y
niños con matracas, o con máscaras, cuya fabricación y guarda se esconde
escrupulosamente. La menstruación es considerada una impureza por
innumerables pueblos, por el contrario el semen es considerado estimulante y
vivificante. La división del trabajo es así mismo casi siempre injusta para con
las mujeres: deben recoger diariamente agua y leña, recolectar, moler, machacar
semillas, cocinar todos los días, cuidar de los niños.
Todas estas asimetrías parecen explicarse por la guerra y el monopolio
masculino sobre las armas. “La guerra exigía la organización de comunidades en
torno a un meollo residente de padres, hermanos y sus hijos. Tal proceder
condujo al control de los recursos por los grupos de intereses
paternos-fraternos y al intercambio de hermanas e hijas entre estos grupos
(patrilinealidad, patrilocalidad y precio de la novia), a la asignación de
mujeres como recompensa a la agresividad masculina y de ahí a la poligamia. La
asignación de las tareas pesadas a las mujeres y su subordinación y devaluación
rituales surge automáticamente de la necesidad de recompensar a los hombres a
costa de las mujeres y de ofrecer justificaciones sobrenaturales de todo el
contexto de supremacía masculina”.
Pero esta relación entre belicismo y forzada supremacía masculina parece
quedar anulada cuando se observan pueblos matrilineales, matrilocales, sin
precio por las novias, y sin instituciones culturales o religiosas para
intimidar a las mujeres, que sin embargo se muestran muy agresivos para la
guerra, belicosos y crueles; este es el caso de los iroqueses. El autor
soluciona esta contradicción explicando que hay distintos tipos de guerras, y
que este tipo de pueblos practica una guerra externa, expansionista, con
travesías más o menos largas, alejadas de sus aldeas; este sistema necesita
entonces de matrilinealidad y matrilocalidad, puesto que las mujeres en mayoría
en cada aldea gobiernan y se organizan necesariamente; ocurre lo contrario en
las guerras internas, como en las de los yanomamos, que pelean con tribus
vecinas y a veces emparentadas, donde los hombres nunca se alejan demasiado, ni
en el tiempo ni en el espacio. Es allí donde la supremacía masculina se impone.
Lo que queda lucido es que el belicismo no está directamente relacionado con
una cultura de tipo machista, sino que más bien ésta está relacionada con el
tipo de guerra practicado; a su vez, el tipo de guerra practicado depende de
las condiciones ecológicas (topográficas, poblacionales, etc).
El otro hecho que se deriva de la matrilocalidad es que los hombres, al
estar disgregados en las familias y pueblos por línea materna, más o menos
separados de sus tíos, hermanos, padres, fomenta la unión entre ellos, haciendo
entonces que no practiquen la guerra contra sus vecinos (casi siempre
parientes) sino más allá. La guerra externa parece haber sido siempre más
organizada y contando con ejércitos más numerosos; por eso Divale afirma que
los pueblos patrilocales atacados por contigentesmatrilocales, se veían
obligados a formar la misma organización que sus semejantes. Pero por otra
parte la matrililocalidad también favorece el comercio y las expediciones. Se
trata de asegurarse de que en la aldea se mantendrá la unión; en el caso de la
patrilocalidad tendrían que entregar la organización a sus esposas, que no
están relacionadas por la sangre; es por eso que prefieren darselo a sus
hermanas. En la matrilocalidad el único lazo de unión, de seguridad y de
herencia que puede encontrar un hombre es en un tío materno (avunculocalidad,
de avunculus, tío en latín). De todas formas, a pesar de la matrilinealidad y
la matrilocalidad, no se puede hablar de matriarcado, algo muy poco común; “el
matriarcado permanecerá excluido mientras los hombres sigan monopolizando las
técnicas y la tecnología de la violencia física”.
La guerra externa no es exclusividad de las aldeas matrilocales. Muchos pueblos
nómades y fuertemente patrilocales y patrilineales, con una clara supremacía
masculina, practicaban la guerra externa. Pero esto se explica porque llevaban
la aldea junto a ellos, como zagales que eran, y los hombres mantenían entonces
su constante presencia en la aldea.
MACHISMO
EN LA SOCIEDAD
La
sociedad de hoy en día es machista y desigual. Y eso es una realidad. Desde
entornos laborales hasta videos eróticos pasando por la integración de la mujer
en el trabajo, videojuegos, la Iglesia y el poder, la religión, el propio
lenguaje en sí, cine y series, publicidad, leyes de igualdades de derechos y
manifestaciones feministas. ¿Todo para qué? Para dejar claro que la mujer es el
género débil. Primero se le limita, se le adjudican tareas domésticas, se le
niega la educación y el acceso a la cultura, se la restringe a la educación y
crianza de los niños y después, al concienciarse el hombre, y cuando digo
"hombre", me refiero no a un plural que engloba a toda la humanidad,
y dicho sea de paso, que en sí es también machista, sino al hombre en general,
sí, el género dominante y macho que conocemos, pues una vez reconocido su error
dice sí, es verdad, pobre mujer, hay que tratarla mejor, y en el vano intento
de ponerla al nivel del género masculino lo que consigue es aceptar
abiertamente que es débil y hay que protegerla y respetarla, pero el concepto
es equivocado. No hay que "subir la mujer al nivel del hombre", el
hombre también ha de bajar de nivel (y no hablo de rebajarse), para que ambos
se encuentren a la misma altura.
Con
esto quiero dar a conocer que no sólo mujeres puedan desempeñar trabajos de
hombres, sino que hombres desempeñen también trabajos típicos de mujeres. Pero
estamos aún muy lejos de que esto se cumpla. Sin ir más lejos, ahora es todo un
logro que hombres sepan cocinar por sí mismos, planchar y lavar su ropa sin la
presencia de una mujer en la casa claro. Aún es difícil ver mujeres ejerciendo
profesiones como bombera, policía, jueza o política. La mayoría son los
hombres.
Porque
la idea de lo que hoy en día se pretende conseguir con la igualdad de género
incluye mucho supuesto apoyo a la mujer, que sin embargo no hacen más que
recalcar la evidente carencia de seguridad y autoestima de la mujer, cosas como
anuncios sobre la violencia de género, el apoyo a la mujer maltratada mediante
números a los que pueda llamar cuando su marido le agreda, asociaciones feministas
para defender la igualdad de género y los derechos humanos, que en sí todo está
muy bien, pero que como avance hacia una sociedad con igualdad de género en
realidad tiene poco. No ha de salir de las mujeres, porque las mujeres ya lo
hacemos todo, han de ser los hombres los que aprendan a no ser tan impulsivos,
a respetar a las mujeres, pues hasta que los hombres no se conciencien de la
situación seguiremos viviendo en una sociedad machista.
A
esto hay que agregarle la muy violenta naturaleza del hombre (y no, no hablo de
la humanidad en general, sino de los hombres en sí). Prácticamente todas las
guerras han sido originadas por hombres, la mayoría de asesinatos, violaciones,
torturas y demás atrocidades han sido realizadas por hombres. En las corridas de
toros son hombres los que actúan, y hombres los que miran, lo mismo en los
encierros. En las peleas de perros y de gallos son también hombres los que
visualizan y fomentan el espectáculo, mientras que las mujeres, hablando en
general, son las que luchan en contra de estas actividades. Y el responsable en
la gran mayoría de maltratos en matrimonio ya sabemos quién es. Con esto quiero
decir que la actitud agresiva y violenta del género masculino es un factor que
ha influido durante siglos y milenios en la posición de la mujer con respecto a
este, y es un elemento aún presente en la actualidad que retrasa los procesos
de igualdad de género y es un óbice en la evolución de la sociedad en este
sentido.
Encontramos
algunos ejemplos cotidianos donde se manifiestan los rasgos de machismo en las
mujeres:
PORQUE
BASTANTE HA COSTADO LA EMANCIPACIÓN DEL GÉNERO PARA QUE LA ARRUINEN CON POCAS
PALABRAS.
Es
un hecho que el machismo no es exclusivo de los hombres. En las sociedades
latinoamericanas, la cultura del macho ha sido casi institucionalizada por las
madres, y aunque las estructuras han cambiado en pro de derribar
convencionalismos que amenazan la igualdad de género, es sorprenderte cómo en
la sociedad moderna muchas mujeres siguen conservando actitudes machistas, sin
reparar en la gravedad de sus manifestaciones, la cantidad de años que
retroceden en una frase y lo mal representado que dejan al género femenino.
A
continuación algunas de esas expresiones para ejemplificar:
1.
"NO PUEDO VIVIR SIN ÉL"
Se
entiende que a veces nos enamoremos a tal grado que sintamos morir tras una
decepción, y en ese momento el romanticismo se exalta a lo más. Pero de ahí a
que llevemosal plano literal el que no se pueda vivir o que no seas capaz de
sostenerte emocionalmente por ti misma, estás dando cabida al machismo, pues la
vida de ninguna mujer debe depender de un hombre.
2.
"¿CÓMO ESPERAR QUE LA RESPETEN VISTIENDO ASÍ?"
Juzgar
a las demás por su forma de vestir hasta el punto de denigrar con calificativos
como “zorra”, “perra”, “puta”, se ha convertido en una clásica actitud machista
de las mujeres, así como justificar el acoso callejero o las violaciones
“porque ella se lo buscó con minifaldas o escotes pronunciados”.
Estas
actitudes penosas significan un retraso en la lucha por conquistar la libertad
de vestirse y elegir mostrar nuestro cuerpo como mejor nos plazca, sin ser
sinónimo de ofrecer servicios sexuales o despertar bajos instintos.
3.
LA MATERNIDAD, CRUCIAL EN LA REALIZACIÓN DE UNA MUJER
Antes
era regla, ya no; aunque unas a otras se presionen en que la maternidad es una
asignatura obligada en las mujeres. Se debe respetar la decisión de tener o no
hijos y dejar de ver a quien no ha sido madre como una mujer
"incompleta".
4.
"HAY QUE DARSE A DESEAR"
Las
mismas que ven mal tener sexo en la primera cita, tener iniciativa en una
relación, ser accesible con los hombres, como en pagar cada quien su consumo o
mostrarse transparente con ellos.
5.
"PARA SU ASCENSO, SEGURO SE ACOSTÓ CON EL JEFE"
Si
una mujer se ha superado, seguro intervino un favor sexual. ¡Por favor!
6.
"SI VISTE MASCULINA, ES LESBIANA"
La
apariencia no define una orientación sexual. Ellas también secundan la idea de
los machistas, de que si una mujer se aleja de su concepto de guapa y femenina,
seguro no le gustan los hombres, vaya, es “machorra”.
7.
PUTA POR VIVIR LIBREMENTE SU SEXUALIDAD
En
el siglo XXI y mujeres juzgadas por el mismo género por vivir el sexo con
libertad y plenitud. Ser simpatizante del sexo casual sigue siendo blanco para
comentarios denigrantes. Algo anda muy mal en aquellas que se toman el derecho
de faltar al respeto a las mujeres libres.
8.
"LAS MUJERES NO DICEN MALAS PALABRAS"
No
solo ellos quieren a la princesita de
cuya boca salen flores, algunas también creen que decir una que otra palabrota
está mal visto y por ello poseen un nutrido repertorio de eufemismos. Creo que
dependiendo la situación, un “vete a la…” no tiene un equivalente con la misma
fuerza expresiva.
9.
"LE HACE FALTA UN HOMBRE"
Cada
quien es responsable de arreglar su vida, de tener satisfacciones propias, de
su madurez y de su felicidad. Una mujer no necesita a un hombre para completar
su vida, si acaso para compartirla.
10.
"A LOS HOMBRES HAY QUE SABER ATENDERLOS"
Lo
he escuchado de las casadas y entiendo que por amor se esté al pendiente de las
necesidades del otro y de su salud. Pero de ahí a solapar la idea de que la
mujer está a su servicio y placer, solo porque a ellos se les quita lo hombres
si levantan los platos sucios o lavan su ropa, hay gran diferencia.
11.
"VA A CASARSE Y NO SABE NI COCINAR UN HUEVO"
Si
bien en lo práctico es necesario que al menos una sepa procurarse la comida,
ser ama de casa no es el único rol en un matrimonio y calificar a una buena
esposa por sus cualidades domésticas ya quedó muy atrás.
12.
SUBESTIMAR EL ÉXITO DE OTRA MUJER
Cuando
una mujer conquista sus metas, debemos sentirnos felices, inspiradas, son
logros en cierta medida compartidos. Nada más lamentable que las mismas mujeres
hagan menos el éxito de una congénere, o que por envidia la hagan tropezar
¡Mejor impulsémonos unas a otras!
13.
"UNA MUJER SIN DEPILAR O SIN MAQUILLAR ES FEA"
¿Qué
es bonito? La belleza es relativa, lo entendemos. Sin embargo limitar el
concepto a una imagen que no es la natural, creo que tampoco es muy bueno.
14.
"ES UNA ROBANOVIOS"
Nadie
es propiedad de nadie y el amor es muy caprichoso. Aunque mantengamos cierta
ética con los novios de nuestras conocidas, todo acto es decisión de cada quien
y conlleva la responsabilidad de afrontar las consecuencias. Pero de ahí a que
una mujer robe hombres, pues no, ellos no son objetos.
15.
"SI QUIERES HACER DE TODO, NO TE QUEJES SI BATALLAS"
¿Por
qué cuando ven a una mujer luchando contra obstáculos machistas para salir
adelante con los roles que se ha propuesto, en vez brindar apoyo, se prefiere
criticar, burlar y concluir que se lo merece por querer ser profesionista,
madre, esposa o whatever?
Y
bien, aunque hay más, tomemos estas expresiones como un ejemplo de lo que no
deberíamos decir. Apoyémonos entre todas, muchas mujeres casi han dado su vida
por elrespeto a los derechos femeninos y para que el papel de la mujer sea
dignificado. No caigamos en estas actitudes y tratemos de concientizar a
quienes se expresan así para que no sean piedra de tropiezo para el género.
A lo
largo de la historia podemos observar con clara veracidad que de siempre en el
poder han estado hombres: reyes, papas, generales y un larguísimo etc. Nunca se
podrá leer en la historia sobre una mujer "papá" o una "mamá",
porque total, a lo que hace referencia el nombre, viene a ser lo mismo, sólo
que el nombre de papa lo tenemos más adjudicado a la máxima representación de la
Iglesia, que el término "mamá". Es como una forma machista de indicar
que un "papa" será siempre un hombre. Gracias a dios que el lenguaje
nos ha brindado una versión femenina de "rey", que es
"reina", porque ya se ha dado la excepción de que reinara en una
monarquía no un hombre, sino una mujer, además de que a la esposa del rey se le
suele y solía llamar reina aunque ésta únicamente se dedicara a darle
descendencia a la corona. Continuando con el tema de la religión, ni falta hace
decir que sea cual sea la religión, es machista.
En
todas las religiones el dios es un hombre y queda muy claro. Si es una
politeísta, son hombres y pocas mujeres, las que sirven, como reflejo de la
sociedad, para procrear y "producir" más dioses. Véase toda la
teología griega sobre dioses y diosas, en donde la mayoría de los dioses
masculinos representan el poder, la furia, la fuerza… y las diosas la tentación
y la obscenidad, para gozo del dios masculino, por supuesto. Pero no hace falta
rebuscar profundamente para sacar a la luz evidencias machistas, sólo con ver
la versión de Adán y Eva de la religión católica podemos ver que la pecadora y
la "mala" es la mujer, por comer la fruta prohibida. En un capítulo
de Los Simpson reflejan humor sarcástico sobre este hecho, dándole la vuelta a
la tortilla, para mostrarnos no sólo lo equivocada que está esa parte de la
biblia, dejando de lado que es evidente que no procedemos de dos individuos
antecesores de toda la humanidad, sino también una forma diferente de ver la
historia sin inculcar a la mujer como la pecadora y la causante de todos los
males, ejemplo de una excusa para servir de chiva expiatoria, diérase el caso.
Es
un estudio realizado por una investigadora de la Universidad de Sevilla que,
tras analizar varias series de dibujos animados, ha determinado que en la
mayoría de ellas hay un «sesgo de género» y, por tanto, trasmiten
comportamientos machistas.
Shin-Chan
El
informe, realizado por la doctora en comunicación de la Universidad de
Sevilla,Inmaculada Sánchez-Labella Martín, titulado «Construcción de la imagen
femenina en las series de animación», ha realizado un seguimiento de varias de
esas series en el periodo 2010-2012. Las series estudiadas son muy conocidas y
la mayoría de ellas de máxima audiencia. Entre ellas American Dad, Bob Esponja,
Doraemon,Inazuma Eleven, Padre de Familia, Los padrinos mágicos,Phineas y Ferb,
Shin-chan, Los Simpson y Las Supernenas Z.
La
metodología usada fue una encuesta realizada a 1.275 niños de la comunidad de
las provincias de Sevilla, Córdoba, Málaga y Jaén a través de 31 interrogantes
para conocer su opinión sobre si los personajes femeninos de estas series
sufren algún tipo de maltrato. Y la conclusión es bien clara: las series de
animación continúan manteniendo los estereotipos patriarcales y otorgan
preeminencia al género masculino frente a una imagen reducida y simplificada y
ceñida a tópicos relacionados con la de la mujer. Y también que, en su mayoría,
son los personajes femeninos que asumen el rol de madrelos que cargan con tal
representación.
Pero
además, el uso que los niños hacen de estas series causa que desde pequeños
consuman una imagen de la mujer no solo estereotipada sino sujeta a cualquier
tipo de violencia sin percatarse de ello.
Doraemon
Así,
por ejemplo, le han preguntado a los encuestados qué opinan del maltrato de las
mujeres que aparecen en series como Los Simpsons, American Dad o Padre de
Familia. Un 36 por ciento considera que son maltratadas a veces, un 34,8 por
ciento aprecia maltrato claro hacia tales personajes y un 21,4 por ciento
restante no ve ningún indicio de maltrato. En cualquier caso, a pesar de
encontrar violencia por parte de los personajes masculinos hacia los femeninos
en determinados títulos, muchos de los encuestados no son capaces de percibir y
comprender que están asistiendo a escenas de maltrato.
Entre
las ejemplificaciones sobre qué es o qué ven violento citan «mandar a las mujeres
a hacer las cosas de casa, pegar y gritar a las mujeres o insultarlas». En
cuanto a las escenas en las que el personaje masculino insulta o desprecia al
femenino, el 78 por ciento cree que tales comportamientos si denotan maltrato
hacia la mujer. A la pregunta de quién debe encargarse de cuidar a los niños y
realizar las tareas domésticas, existe un 16 por ciento de niñas y un 21 por
ciento de niños que afirma que tales actividades son tareas de la mujer.
Con
todo, la investigadora cree que la los varones preadolescentes andaluces
detectan más violencia en los dibujos animados que el género femenino. «Si al
hecho de ser testigos en sus realidades cotidianas se le añade el consumirlo en
aquellos productos cuyo fin son el entretenimiento, se afianzan dichas posturas
sin la posibilidad de conocer otros modos de ser»; afirma Sánchez-Labella.
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